A primera vista la percepción de ligereza y síntesis genera fascinación. La Villa Lago está suspendida, como levitando. Durante el día, los postigos se descorren y durante la noche, se cierran completamente para convertirse en cajas que se dibujan como grandes faroles de luz.
El proyecto arquitectónico es de los arquitectos Klotz-Pedroni y en el interiorismo está el sello de los arquitectos Mauro Bernardini, Cecilia Timossi y Graciela Churba.